En el designio de Dios Creador y Redentor la familia descubre no sólo su «identidad», lo que «es», sino también su «misión», lo que puede y debe «hacer».
sábado, 9 de febrero de 2013
miércoles, 6 de febrero de 2013
ESCUELA DE LOS PADRES 3ra PARTE
LA COMUNICACIÓN
El tema de
la comunicación se transforma en punto central y de trascendencia capital en la
convivencia social. Partamos del hecho de que en todo comportamiento hay
comunicación y de que toda comunicación es un vehículo de información que
genera lazos de relación entre los miembros de un sistema. Por ello mismo, la
comunicación es algo que permeabiliza la vida de relación entre los humanos,
hasta tales límites que la hace inevitable en cualquier situación.
Desde esta plataforma, la comunicación
existe para el ser humano desde el mismo momento de su nacimiento. La relación
madre-hijo está cuajada de mensajes. Parece, incluso, que el mismo amor materno
es ya un producto de la comunicación que se establece entre el niño y la madre
que lo da a luz, máxime si se tiene en cuenta que no sólo existe un lenguaje
comunicativo expresado verbalmente, sino que hay muchos códigos a través de los
que se verifica la transmisión de mensajes y la emisión y recepción de
información.
Sin entrar en el tema de la comunicación
profunda que acontece a lo largo de los primeros meses de vida del niño, para
lo cual la literatura científica está suficientemente enriquecida (SPITZ, BOWLBY,
HARLOW, LORENZ), interesa destacar aquí que ya en el comienzo de la familia y
en los entresijos inconscientes de la misma elección de pareja, hay
vinculaciones ocultas con lo que han sido las primeras conexiones comunicativas
del ser humano con la figura representativa de la madre en las que, por
supuesto, no hubo contenidos traducidos en comunicaciones verbales, sino
contenidos emocionales envueltos en mensajes no-verbales que llegaron
profundamente al mundo afectivo del recién nacido.
Por estas razones, la comunicación
es un verdadero encuentro que va desplegándose a lo largo de la evolución del
ser humano.
De ahí que pueda hablarse de la
comunicación en un contexto en el que tienen lugar varios tipos de
"encuentros":
1.- Encuentro biológico.- el del recién
nacido con la madre, que no se limita a lo estrictamente biológico, sino que se
convierte en camino hacia la percepción de ciertas pautas ambientales y
culturales.
2.- Encuentro personal.- del ser humano
con el mundo interno del "otro", según las distintas fases de
desarrollo en que se encuentre y realice. Entran aquí los
"encuentros" con las figuras significativas de la infancia, padres,
adultos, modelos idealizados, etc.
3.- Encuentro cultural.- mediante la
percepción de pautas y modelos que facilitan la incorporación a las estructuras
neuropsíquicas de lo que en el mundo entorno constituye pautas de conducta,
normas culturales, fidelidad a modelos transmitidos, estilos de vida, valores,
etc.
4.- Encuentro trascendental.- con
realidades de tipo superior en las que se armonizan estructuras ya aprendidas,
pero siempre necesitadas de una más adecuada integración con lo que se va
adquiriendo progresivamente.
Sobre estos cuatro pilares se consolida
la "confianza básica" que, por su parte, va a convertirse en el
germen del
5.- Encuentro consigo mismo.- en él se
formará la propia identidad que va a servir de apoyo para la seguridad personal
(quien soy, qué quiero, de qué soy capaz) que hará posible la apertura de vías de
contacto con el mundo y con los otros desde una cohesión interna que es
fundamental para la madurez personal y la madurez de las relaciones
interpersonales.
Comunicación y encuentro se entrelazan
así para reforzar el sistema relacional que permite los contínuos intercambios
y la emisión y recepción de información que hará inagotable el
perfeccionamiento del ser humano.
I.- Tipos de comunicación.
Pueden distinguirse dos grandes tipos de
comunicación que, a su vez, abarcarán otros aspectos complementarios sobre los
que es preciso tener algunos conocimientos para su mejor utilización y puesta
en práctica.
Estos dos grandes tipos son los
siguientes:
-
Comunicación verbal.
-
Comunicación no verbal.
Cada uno tiene su
dinámica, su contenido y sus peculiaridades. No siempre van unidos, y de su
discrepancia o de las posibles distorsiones que se introduzcan en su empleo,
pueden derivarse dificultades que afectan a la relación o conflictos que
amenacen la estabilidad en el mismo buen deseo de la práctica de la
comunicación.
La comunicación verbal: este tipo se realiza de manera continua.
También lo pone en juego la pareja que se acerca a la constitución de un
sistema familiar. Consiste básicamente en la transmisión de información - del
tipo que sea- mediante formas verbales, al tiempo que proporciona al otro un
conocimiento exacto de lo que se transmite, aunque tal conocimiento es
puramente intelectual y muchas veces está desprovisto de elementos esenciales
para el establecimiento de una verdadera relación interpersonal.
Constituye un nivel primario de
comunicación y se centra en "lo que se dice". La base de este tipo de
comunicación está en la utilización de conceptos comprensibles para el receptor
de la misma.
La dinámica consiste en que el contenido
que se transmite se vincula al objeto de la transmisión de manera clara y
comprensible. Es una dinámica semejante a la que en el lenguaje cibernético se
denomina comunicación digital.
Las características o peculiaridades
pueden sintetizarse del modo que sigue:
a) Lo comunicado se
vincula al objeto de modo claro.
b) Lo que se transmite
se hace mediante palabras inteligibles para el receptor.
c) Utiliza conceptos.
d) Los mensajes que
envía son mensajes de contenido.
e) Es un vínculo de
transmisión de cultura.
f) Cuando
se transmite un sentimiento o una emoción se hace expresando el estado de ánimo
con palabras.
La
comunicación no verbal:
En este tipo de comunicación la información
que se transmite viene expresada en formas no-verbales, lo que obliga al
receptor a traducir de algún modo el lenguaje codificado que le llega.
Constituye un nivel de verdadera
metacomunicación y su variedad es amplia y diversa: el tono de voz, los gestos,
la postura del cuerpo, el mismo silencio que se adopta cuando se
"decide" "no comunicarse", la enfermedad, el "lenguaje
sintomático", la agresividad, el deseo de huida de un ambiente o grupo, el
afirmar "no quiero saber nada de.."
Constituye un nivel secundario de
comunicación y se centra en lo que se dice con gestos o lenguaje corporal.
La base está en lo aprendido en las
etapas preverbales de la maduración personal, en las cuales aprendemos de
nuestros padres -tal vez más de la madre, aunque no exclusivamente- inflexiones
de voz, tono, ritmo, cadencias, contacto de las manos, movimientos del rostro,
expresión del mismo, ruidos, etc.
La dinámica se centra en que lo que se
transmite se vincula al objeto de la transmisión de modo confuso y, por ello,
necesitado de cierta traducción en función del contexto en que se exterioriza
tal comunicación. Equivale a la comunicación analógica del lenguaje
cibernético.
Las características o peculiaridades
pueden reducirse a éstas:
a) Lo comunicado se
vincula al objeto de manera no siempre inteligible.
b) Lo que se transmite
se hace mediante gestos, posturas o movimientos que el receptor debe convertir
en lenguaje interno que le resulte comprensible.
c) No utiliza
conceptos, sino que emplea signos (síntomas, corporeidad, etc).
d) Los mensajes que se
envían son mensajes de relación.
e) No transmite
nociones ni cultura.
f) Lo que
se envía puede comprenderse de muchas maneras, hasta tal punto que evoca
distintas emociones según el receptor o el contexto en que se encuentra este.
En la comunicación del
sistema familiar esta doble manera de hacerlo provoca sistemas sanos o sistemas
complejos en los que los planos de relación se entremezclan hasta situaciones
complicadisimas.
A ello hay que añadir que la
interferencia de ambos tipos en muchas secuencias comunicativas provocan
conflictos que, de ignorar esta óptica, resultan inexplicables o
incomprensibles. Muchos "malentendidos" a nivel de pareja o de
relación intrafamiliar se derivan de una mala traducción del lenguaje "no
verbal", asó como de una parte de mensajes que llegan por el conducto
"verbal" mientras que otra parte del mismo mensaje viene en forma
"no verbal". Aquí se oculta el fenómeno del doble vínculo.
Fácilmente se adivina que estos tipos de
comunicación dan lugar a una serie de fenómenos que no pueden ignorarse para
orientar bien el funcionamiento de un sistema que comienza a funcionar. Por
ello hay que detenerse en algunos de los más importantes.
En el siguiente esquema quedan recogidos
los más importantes:
COMUNICACIÓN
VERBAL NO
VERBAL MENSAJES De contenido De
relación
Palabras Símbolos,
Gestos, Signos, Símbolos
LENGUAJE DIRECTO LENGUAJE CIFRADO
VERBAL CODIFICADO
Siempre significa lo mismo El significado depende del
"contexto"/receptor
LA COMUNICACIÓN ES LA COMUNICACIÓN SE HACE
EVIDENTE Y CLARA "METACOMUNICACION"
No necesita traducción Necesita traducción
CONFLICTOS Y MALENTENDIDOS
EN LA COMUNICACIÓN
EL MENSAJE
Tiene
Una parte verbal Una parte no verbal
EL MENSAJE ENCIERRA UN DOBLE VINCULO
Aquí se afirma algo Aquí se niega lo afirmado verbalmente
EL MENSAJE
SE ACOMODA
A REGLAS
Reconocidas Implícitas pero no reconocidas
Explícitas Secretas
Acordadas "Metarreglas"
Se ve, pués como el fenómeno de la
comunicación se apoya, para su sana o inadecuada utilización, en otros
fenómenos: tipos de "mensajes", presencia o no de "dobles
vínculos", así como "reglas".
II.- Los niveles de comunicación.
Operativamente parece oportuno reducir a
tres los niveles en que puede establecerse la comunicación:
-
Comunicación informativa.
-
Comunicación racional.
-
Comunicación emotiva, profunda.
a)
La comunicación informativa: se da siempre que la
información que se
hace
de manera convencional, fría, en la que sólo se dice "lo que ha
sucedido". Simplemente se informa de lo que se ha hecho, visto, oído o
realizado. Gráficamente se dice que es una comunicación "tipo
telediario", que informa y nada más. Nunca sabemos lo que lo transmitido
supone para quien lee la noticia o para quién la ha creado.
Aquí
predomina, lo convencional, lo cotidiano, rutinario, lo externo.
b) La comunicación racional: se da siempre que al tiempo que se
transmite datos o hechos se comunican algunas consideraciones de tipo
especulativo, reflexivo o intelectual al hilo de la noticia dada. Encierra un
cierto contenido formativo, o manipulativo, ya que al transmitir el hecho se
pretende, en alguna medida, actuar sobre el otro.
c) La comunicación emotiva y
profunda: es aquella en la que , al tiempo que se dan datos se transmiten
sentimientos, afectos, emociones, estados de ánimo, del que comunica. Hay por
ello, una cierta manifestación de la intimidad personal que se desvela a
propósito de aquello que se relata o dice. Es una comunicación autorreveladora
del sí mismo. No sólo da uno noticias o datos ; se da uno - de algún modo- a sí
mismo.
Hay que advertir que este nivel de
comunicación adopta muchas veces el lenguaje no verbal ya descrito.
III.- Perspectivas de la
comunicación.
Existen
dos perspectivas principales desde las que se puede acercar uno al tema de la
comunicación, y que están tras las diversas conceptualizaciones de la misma.
Pudiendo así establecerse:
a) La perspectiva
mecanicista:
Los que miran desde
esta perspectiva, piensan que comunicarse es, ante todo, enviar un mensaje que
desde una fuente de información debe llegar a un receptor. Piensan también que
el mensaje llegará de una manera o de otra dependiendo en gran medida del canal
o vía de comunicación que recorra. Así cuando dos hablan, lo que sucede es que
uno de ellos (fuente) envía a otro (receptor), un mensaje a través de un canal
(palabras, un escrito, gestos, etc..). Claro que para que haya una buena
transmisión deberá usar un código de señales que el otro pueda desentrañar y
entender (decodificar), y deberá procurar que en el ambiente no se den
demasiados estorbos a una buena recepción(que no haya ruidos)
Codifica
mensaje Codifica
respuesta
Fuente Ruido Receptor
Descodifica Descodifica mensaje
Como se ve, los que defienden que éstos
son los elementos importantes en la comunicación, piensan que una comunicación
es buena si es de "alta fidelidad". Es decir, si el mensaje que yo
quiero comunicar llega muy nítido al otro. Es una perspectiva que se preocupa
mucho de buscar qué ruidos pueden estorbar desde afuera al hecho de que yo sea
entendido, y a que entienda, a la vez, la respuesta de mi interlocutor. Cuida
mucho de determinar qué canal es el adecuado para cada ocasión, y qué lenguaje
es el más pertinente. En realidad los especialistas en comunicación de masas
suelen estar muy al tanto de todas estas cosas para perfeccionar su trabajo,
para hacer más efectiva la propaganda, para llegar con sus discursos a más
personas, para lograr ser entendidos y escuchados cada vez mejor.
b) La perspectiva
social:
Los que contemplan la
comunicación más como un "encuentro" entre personas que como un
intercambio de mensajes, piensan que encontrarse verdaderamente con otro es
algo más misterioso y menos exacto que lo dicho hasta ahora. En su opinión, en
cada mensaje que lanzamos estamos presentes cada uno de nosotros en su
totalidad. Y lo importante no es que tú entiendas lo que yo te digo, sino que
me entiendas A MI. Por eso, puestos a representar lo que quiere decir
comunicarse en un esquema como el anterior, tendremos que hacerlo de la
siguiente manera:
YO TU
FILTROS
Me expreso / te interpreto Te expresas / me interpretas
Tu y Yo, presentes en un mundo lleno de
muchos pequeños o grandes mensajes, y siendo a nuestra vez un manojo de
mensajes cada uno para el otro, queremos llegar a encontrarnos. Para lograrlo
no es precisamente al ruido de los estorbos exteriores al que tenemos que
vencer. La gran dificultad está en los muchos filtros que nos envuelven, nos
disfrazan, y no nos dejan aparecer de forma transparente ante nuestro compañero
de viaje. El caballo de batalla de la comunicación no está en que nuestros
mensajes estén bien formulados, o en que encuentren el canal adecuado, sino en
que Tu y Yo logremos que todas las capas de prejuicios, de defensa, o de
miedos, que enmascaran lo que somos, sirvan para expresarnos más que para
ocultarnos. Porque comunicarse bien con otro es el que se comunica bien consigo
mismo.
IV.- Los filtros de la
comunicación.
Los principales filtros que siempre
están presentes de una u otra manera en la comunicación son los siguientes:
a) La imagen
propia:
Todos tenemos una
imagen de nosotros mismos, un concepto propio que hemos ido elaborando a lo
largo de los años, debido, en gran parte, a las opiniones de las personas que
nos han tratado a lo largo de la vida. Esta imagen nos da identidad, y con ella
la seguridad de saber qué pueden los demás esperar de nosotros y cómo podemos
responderles. Por eso tendemos con tanta fuerza a mantener nuestra propia
imagen inalterada, y por eso lo que la amenaza se vive como un peligro
importante. Cuántas veces el hecho de mantener la imagen propia nos lleva a
seleccionar bien lo que mostramos y ocultamos, el cómo aparecemos y cómo nos
expresamos. En verdad la propia imagen, de forma más o menos consciente, es el
mayor filtro de nuestra comunicación.
b)La imagen que tenemos del otro:
Nadie aparece ante mí de forma neutral o
totalmente improvisada. Mi experiencia me hace verle, ya desde el primer
momento, como superior o inferior, como cerrado o abierto, y yo me adapto
espontaneamente a esta persona concreta.
c)La
definición de la situación:
Es vital aclarar cómo
llamamos a una situación porque, aun sin proponérnoslo, tiene un nombre que
está condicionando el tono, la profundidad, el contenido de toda nuestra
relación. Y quizá, si no tenemos la misma definición, se pueden estar generando
solamente incomprensiones y desencuentros.
d)Sentimientos, motivos o cultos (lo
no verbal y el "arco de distorsión"):
Es muy claro cómo
influyen, en la selección de lo que mostramos, nuestros sentimientos y motivos
más profundos. En realidad, en cualquier manifestación que hacemos, además de
decir eso que queremos decir, estamos manifestando necesidades personales e
impulsos ocultos, sentimientos que nos inundan en ese momento, y que quizá ni
advertimos en nosotros.
Por eso se ha hablado de que, siempre
que hablamos, montamos lo que se llama "arco de distorsión"
que es la distancia que se da entre lo que yo te digo conscientemente, y lo que
te digo de mí aún sin querer hacerlo.
Te
quiero comunicar algo
concreto
Tu quizá lo recibas
YO ARCO
Te comunico otra cosa mía aún sin
querer
Tu recibes esto
Sin
duda
Yo siempre comunico algo más de lo que
pretendo. A menudo este "otro" mensaje, que transmito de forma no
verbal, por medio de gestos, tono de voz, posturas, sudor en mi frente...,
distorsiona mucho mi encuentro contigo, y crea en ti una perplejidad y un no
entender. Es lo que sucede cuando yo te digo que no te preocupes, que estoy
tranquilo, con una voz quebrada por la emoción. O cuando alguien habla muy
autoritariamente de democracia. Se suele decir que solamente se comunica bien
aquel que logra "cerrar" sus arcos de distorsión, y llega a eliminar
la duplicidad en lo que dice y lo que es.
V.-
Los sistemas de comunicación.
Es un aspecto que afecta a los tipos y
niveles aludidos, y que siguiendo el esquema que ha adaptado P. SCHILLER, sobre
ideas de W.F. HILL, clasifica:
I II
Convencional Directivo
Sociable Persuasivo
Cotidiano Condescendiente
Rutinario Cerrado
III IV
Especulativo Abierto
Intelectual Auto-revelador
Reflexivo Auto-responsable
Serio, pero seguro Serio, con riesgo.
Las características de cada uno de estos
cuatro sistemas son las siguientes:
I: En este sistema de comunicación lo
que sucede es que la relación que se establece para manejar realidades es
superficial en la que nadie entra en los sentimientos de los demás.
Por decirlo de un modo gráfico, se tocan
cosas, pero no se tocan nada los sentimientos.
II: Hay un diálogo manipulativo, ya que
se busca por muchos procedimientos que el otro haga lo que uno pretende.
No se asoma uno a los sentimientos de
los otros, sino que se contemplan los que a uno le agradan y en función de ello
se toman decisiones que afectan a los demás.
III: Hay una posibilidad de apertura, de
confidencias, aunque sea en un nivel cargado de intelectualidad y de factores
racionales. Hay, no obstante, un mayor respeto por los otros, aunque persista
el temor a entrar en el mundo de los sentimientos. Se habla, se razona, se dan
explicaciones, se busca la razón lógica, fría y un tanto calculada de lo que se
dice, se hace, se transmite.
Hay un intento de acercamiento, aunque
muy tímido. Se abre una puerta hacia lo confidencial, pero fácilmente queda
bloqueada por el peso de lo racional.
IV: Es el tipo de comunicación más
positiva. Hay apertura y compromiso de lo que cada uno tiene dentro de sí
mismo. Se revela y manifiesta algo del interior, se compromete al expresar
sentimientos.
Hay un verdadero contacto con el
sentimiento de los otros desde la profundidad y el riesgo de expresar los
sentimientos propios. Se respeta el mundo emotivo de los demás.
Domingo Delgado
Peralta
Orientador, Terapeuta y Mediador Familiar..
ENSEÑAR “PACIENCIA”
A LOS HIJOS
La
mayoría de los padres cuando nos enfrentamos a la natural tendencia de los
hijos a la impaciencia, a querer las cosas en el moemnto, solemos hacer
concesiones equivocadas, poco educativas y nada edificantes para la educación
de los mismos.
Los
hijos no son tontos, y tantean a los padres en orden a una inmediata
satisfacción de sus caprichos y deseos. Dándose la paradoja que en muchas casas
son ellos los que mandan realmente, convertidos en pequeños dictadores dándoles
a los padres todo tipo de quebraderos de cabeza.
Tal
actitud –que implica una debilidad ante el capricho- es una excelente forma de
estropear la educación de los hijos, porque cuando se enfrentan a la vida lo
hacen engañados, creyendo que el resto del mundo debe comportarse con ellos
como su padre o su madre. Y dado que no resulta así, sufren un gran impacto
negativo.
Es
falso que la negativa o el retraso de peticiones de los hijos generen
frustraciones, ni traumas infantiles de ulterior repercusión en su vida de
adultos. Tal afirmación entraña una
pedagogía falsa y peligrosa, como la que aconseja respetar abiertamente la
espontaneidad de los hijos, fomentarla y subordinarse a ella rindiéndole
obediencia.
Sólo
los multimillonarios y los tiranos, en cierta medida, consiguen todo lo que
quieren con rapidez. Las personas normales están acostumbradas a guardar fila,
a trabajar con plazos, a ahorrar, a diferir las decisiones, a renunciar, a
contener sus ímpetus..; y se evidencia el esfuerzo de ciertos logros tras un
trabajo denodado, o una espera prudente tras la correspondiente maduración,
etc. Por lo cual, es necesario educar a los hijos en la espera, en la
paciencia, enseñándoles a esperar, presentándoles cómo normalemente en la vida
transcurre siempre un tiempo más o menos largo entre lo que deseamos y su
logro, que no siempre se cumple.
De
tal manera, que aleccionándolos en paciencia, espera, se les induce a la
perseverancia, de manera que no arrojen la toalla a las primeras dificultades
que aparezcan. Se les estimula a la voluntad del esfuerzo, muchas veces
necesario para la consecución de objetivos. No se trata de obligarles a
realizar actividades que no sean de su agrado, pero si queremos formentar en
ellos la virtud de la constancia, conviene que aprendan a superar las
dificultades razonables que conlleva cualquier actividad.
Consecuentemente,
resulta aconsejable hacer esperar un poco a los hijos, aún cuando tuviéramos
disponibilidad de atender inmediatamente la demanda de éstos. Deben aprender a
aguantarse, a contenerse en sus propios impulsos de manera que los vayan
regulando con el uso de la inteligencia, bajo la orientación de educadores y
padres, explicándoles las razones objetivas por las que merece la pena este
esfuerzo.
Tal
actitud, requiere dosis de paciencia por parte de los padres, y cierto sentido
del humor. Todo se hace más fácil si hacemos esperar con una actitud abierta,
franca, sincera y agradable, gastando bromas incluso si resultara necesario
sobre la tozudez con la que los hijos reiteran sus demandas. No perdiendo la
calma y mostrando serenidad y firmeza, se les hace a los hijos un gran bien.
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